El jueves fui invitado por Movistar al lanzamiento oficial del iPhone 4S, en su agencia de Multiplaza de Escazú. Cuando iba caminando para lograr llegar a tiempo a mi cita de las 10:30pm, noté una fila larguísima que salía de una de las tiendas del centro comercial. Al pasar frente a las personas, me percaté que estaban esperando que abriera la tienda de Kölbi para comprar sus teléfonos. Curiosamente al llegar a la tienda de Movistar, que se encuentra cercana a la de Claro, lo que había era una actividad con personas del ambiente nacional, pero cero filas.
Me pareció muy curiosa la imagen que había visto antes en el otro pasillo frente a la tienda de Kölbi, y subí la foto a la página de Facebook del blog. Inmediatamente se hicieron venir los comentarios de personas molestas por el hecho de que había gente esperando en una fila para ser los primeros en comprar sus nuevos teléfonos, un símil de la experiencia de compra iPhone en otros países. Lo que me llamó más la atención era el uso repetitivo del adjetivo consumista. Comentaba el asunto con dos amigos blogueros que se encontraban en la actividad conmigo, H3dicho me decía: «El que se enoja y se queja, es porque no puede pagar uno», y Julio Córdoba me decía: «Yo creo que simplemente es una ticada«.
¿Será que el término consumista está siendo mal usado? Si es por el hecho de consumir, todos somos consumistas, pues en la vida diaria pagamos por muchos bienes o servicios que no siempre son necesarios. El diccionario de la Real Adademia Española, dice que el consumismo es:
Tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios.
Hay dos conceptos claves, inmoderada y no necesario. Pero más allá de esto, lo que más me intriga es, pensar en, ¿Cuáles son los detonadores o causantes de provocar un desprecio, y externarlo en un insulto o un comentario negativo hacia las personas que estaban haciendo fila? Una amiga en mi cuenta de Facebook me decía: «que rajado hasta donde llega el materialismo y el consumismo?! estoy impactada de ver que hoy en día para los individuos lo material es la base de la vida!» Sin embargo, aunque no digo que no sea el caso de uno que otro que hizo la fila, el generalizar no es realista.
Si indigna tanto ver a una persona comprando un bien no necesario, entonces habría que pararse frente a todas las tiendas del país y señalar con dedo acusador a las personas que compran no sólo celulares inteligentes, sino carros, galletas, cereales, maquillaje, computadoras, toppings para ensaladas, reproductores DVD, pantallas planas, ropa de marca, hamburguesas de McDonals, helados de POPs, que estudian en colegios privados, en fin, cualquier bien que no sea necesario para subsistir y del que el dinero que se usó para comprarlo podría haber sido dado a una persona menos afortunada…
Entonces, el expresarnos de una forma despectiva de la persona que trabajó para ganar su dinero y que decide gastarlo en un celular, estamos siendo, ¿envidiosos, hipócritas, o un líder ideológico? No me mal interpreten, creo que si Gandhi los señala con el dedo y los insta a compartir ese dinero con los pobres a dejar de lado por un momento el satisfacernos a nosotros mismo para hacerle bien a otra persona, creo sería genial y aplaudible. El punto es que me sorprendería que de las personas que critican y hablan despectivamente, no tengan «cola que les majen», es decir, que también en algún momento han sido consumistas y en algún momento han comprado o gastado dinero en bienes no necesarios. Como dijo Jesús, «El que de ustedes esté libre de pecado, sea el primero en arrojar la piedra» Juan 8:7.
Aplaudo a los que les moleste el ver personas haciendo fila y gastando millonadas, pero que en lugar de sólo hablar, toman acciones. Personas como Gandhi, como los creadores de Un Techo Para Mi País, como los abogados que trabajan Pro Bono por su comunidad, como las personas que regalan sus vacaciones para irles a repartir regalos de Navidad a los niños de las reservas indígenas en Talamanca, para todos esos agentes de cambio que toman acción y deciden cambiar su manera de vivir por ayudar al prójimo y ser menos egoístas y menos consumistas, por el bien de una persona que no conoce.
El quejarse, hablar y criticar no ayuda a nada. Primero veámos nuestras acciones, cambiemos lo que sea necesario en nosotros mismos, luego de eso, busquemos opciones de cómo hacer un mundo mejor y ayudar. Y si tienes perspicacia suficiente para hablar de un problema, tómate el tiempo de pensar en una solución y hacer lo posible por hacerte oír.
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