En la sección de cartas de La Nación, una opinión de un señor extremadamente estrecho.
Aunque salga alguien con vituperios, creyéndose un gran patriarca o maestre y escribiendo con un hígado punzado, no voy a votar por una mujer para presidente. No me gusta una mujer como presidente, ese no es el puesto para ellas.
Es mas, detrás de cada gran hombre hay una gran mujer, pero las grande e importantes decisiones en la historia de una tribu, de un grupo, de una comunidad, una nación, han sido y serán anunciadas por los pantalones de la casa, si es que los hay. Esa es y será la imagen correcta de las cosas en estos tiempos de tanta “supuesta” igualdad de sexos.
¡ Las mujeres no son para entenderlas o para presidentas sino para ser amadas!
Las mujeres son para limpiar, para tener hijos y para cocinar. Asombroso que en pleno 2010 haya personas con mentalidades tan reducidas, gente que si la esposa no les escoje los calzoncillos del día y las medias, no se van a trabajar; gente que sólo las esposas les pueden aplanchar la ropa, que no saben lo que es lavar una camisa, que aparte que obligan a que sólo “la doña” cocine le critican la comida. Que repulsiva forma de pensar. Como dice Cristian no queda más que vituperios.
PD. Si alguien quiere hacérselo saber al ilustre señor, este es el correo publicado en La Nación. [email protected]
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